Si! Nos gusta el vintage! porque suele basarse en varios pilares como la calidad, la exclusividad, el valor que otorga el paso del tiempo y el estilo asociado a un gusto refinado. Pilares con los cuales nos sentimos identificadas y que de alguna manera pretendemos plasmar en todo aquello que hacemos y, los cuales se pueden apreciar en los delicados encajes y puntillas que cubren los preciosos y únicos vestidos de novia cargados de esencia y delicadeza.
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La palabra vintage tiene su origen en el vocablo francés "vendage" (vendimia). En la antigüedad, las bodegas francesas usaban el término para nombrar a los vinos que producían en sus mejores cosechas y que eran añejados. Esta idea, con el tiempo, se extendió a otros ámbitos, sobre todo los relacionados con la moda, y como no, a los vestidos de novia.
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Hoy en día la estética vintage está en auge y se puede considerar como una manifestación de la cultura posmoderna.
Se recurre con nostalgia a elementos de eras pasadas y cada vez son más la novias que acuden a este estilo para la elección de su vestido, donde se mezclan elementos de distintas épocas y lugares predominando el gusto por el detalle, desde la hilada hasta los botones o elementos decorativos.
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Las mangas, escotes y velos repletos de encajes y bordados son el elemento por excelencia para conseguir esta estética que tanto nos gusta.
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Si también eres una amante del esplendor de las décadas pasadas, los vestidos de algunos diseñadores que os hemos mostrado en post anteriores como Helena Mareque o Laure Sagazan y que puedes volver a verlos aquí , te servirán de inspiración.
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